Los pilares de una marca de vino
Podríamos empezar diciendo: “Erase una vez”, o, “hace mucho tiempo”, pero no, no nos planteamos comenzar así, mejor, lo haremos por el final.
Bodegas Granbazán, con 40 años de historia es en el siglo XXI, considerada una de las bodegas emblemáticas en el Valle del Salnés en la D.O Rías Baixas.
Su producto, como bien sabéis, es el vino albariño.
Y es probable que os estéis preguntando: ¿Cómo ha llegado hasta aquí sin desaparecer durante el transcurso de la historia política social y económica de España?
La respuesta sería la siguiente: con grandes dosis de emprendimiento, constancia e ilusión por cambiar y creer en un proyecto.
En 1965, la primera propiedad adquirió la Finca de Tremoedo en Vilanova de Arousa.
Imaginaros en aquella época y antes de la Transición, un padre y un hijo frente a un bosque de pinos.
Empezar desforestar, arar la tierra, plantar cepas sobre 14 hectáreas de terreno. Con el único propósito de alcanzar su meta, ser productores de vino albariño.
Forjaron los primeros pilares, por entonces los Beatles triunfaban, las cepas se enraizaron y tras la vuelta del hijo de la Alsacia y Alemania de donde adquirió conocimientos para elaborar el vino fue cuando decidieron reconstruir el Chateau de estilo francés, (pero esto bien merece otro historia ). España se preparaba para instaurar su Democracia.
Fue entonces en 1981, cuando Granbazán empezó a ser una Marca, una visión hecha realidad. ¡El negocio estaba listo!
Su estrategia de ventas abrió el camino del vino albariño, en el mercado nacional e internacional.
Pero, y volvemos a la política social y a los vaivenes de la economía. La crisis de 2010 fue difícil de sortear, todo cambió de repente y sin poder evitarlo la Bodega Granbazán paso a manos de otra empresa familiar la de Pedro Martínez Hernández.
Desde 2017 hasta nuestros días, el equipo de Granbazán está trabajando de nuevo por su legado, abriendo las miras a nuevos mercados cercanos e internacionales y actualizándose. Perfilando nuevos pilares de una Marca.